Identidad descentralizada (DID): cómo probar quién eres sin revelar tus datos

En Internet nos hemos acostumbrado a iniciar sesión con Google, Facebook o Apple. Es rápido, pero también significa entregar información personal a plataformas que concentran y monetizan esos datos. La identidad descentralizada (DID, por sus siglas en inglés) plantea un cambio: demostrar quién eres sin depender de un intermediario y sin necesidad de exponer toda tu información.
El problema de la identidad digital actual
Cada vez que usamos un correo electrónico para registrarnos en un servicio o compartimos nuestro número de documento para validar un trámite, dejamos fragmentos de información en múltiples bases de datos. Esto genera tres riesgos principales:
- Dependencia de terceros: si una gran plataforma suspende tu cuenta, pierdes acceso a servicios asociados.
- Exposición de datos: cuanta más información entregas, más aumenta el riesgo en caso de filtraciones.
- Falta de control: los usuarios no deciden cómo, cuándo y con quién se comparten sus datos.
Qué propone la identidad descentralizada
La DID parte de un principio simple: la identidad pertenece al usuario, no a la plataforma. En lugar de almacenar tu información personal en servidores externos, se basa en credenciales verificables guardadas en tu propio dispositivo o billetera digital.
Estas credenciales son emitidas por entidades de confianza (por ejemplo, una universidad, una entidad de salud o una institución bancaria) y pueden compartirse de manera selectiva.
Ejemplo: en lugar de entregar tu fecha de nacimiento completa, puedes demostrar que eres mayor de edad sin revelar el día exacto en que naciste.
Cómo funciona en la práctica
- Creación de identidad: generas un identificador descentralizado único, que no depende de una empresa.
- Emisión de credenciales: entidades reconocidas te entregan certificados digitales (ej. título académico, licencia de conducir, membresía profesional).
- Prueba selectiva: al acceder a un servicio, eliges qué credencial mostrar. Solo compartes lo necesario, nada más.
- Verificación automática: la otra parte puede validar la autenticidad de la credencial sin contactar directamente a la entidad emisora.
Casos de uso que ya están tomando forma
- Educación: títulos universitarios que pueden validarse en segundos, sin trámites físicos ni papeleo.
- Salud: credenciales médicas que permiten confirmar la identidad de un profesional sin exponer su historial completo.
- Finanzas: verificación de clientes (KYC) sin recopilar copias de documentos sensibles.
- Trabajo remoto: pruebas de identidad para contratación internacional sin necesidad de procesos engorrosos.
Ventajas y retos por resolver
Ventajas:
- Mayor privacidad y control para el usuario.
- Reducción de riesgos de filtración masiva de datos.
- Procesos más rápidos y verificables en tiempo real.
Retos:
- Adopción: aún pocas empresas y gobiernos integran DID en sus sistemas.
- Usabilidad: las soluciones deben ser simples de manejar para cualquier usuario.
- Estándares globales: falta consenso sobre protocolos unificados que permitan interoperabilidad.
Conclusión
Si bien la identidad descentralizada aún enfrenta desafíos técnicos y de adopción, abre la puerta a un modelo en el que las personas recuperan el control sobre sus datos. Una transformación que, de consolidarse, puede redefinir la forma en que nos identificamos y nos relacionamos en el entorno digital.
© Copyright: Natalia Jaimes
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