El mito del multitasking: por qué hacer todo al mismo tiempo nos hace peores en todo
Te sientes productivo. Pero aquí está la verdad incómoda: probablemente estás haciendo las cuatro cosas mal.
Durante décadas nos vendieron el multitasking como una habilidad deseable. Sonaba a superpoder profesional. Pero la ciencia tiene malas noticias: el cerebro humano no hace multitasking real. Cambia rápidamente entre tareas, y cada cambio tiene un costo. Investigaciones muestran que perdemos hasta 40% de productividad cuando intentamos hacer varias cosas "simultáneamente". No estás siendo más eficiente; estás siendo 40% menos efectivo en todo.
Cada vez que cambias de tarea, tu cerebro necesita tiempo para reorientarse. Los estudios lo llaman "residuo de atención": parte de tu mente sigue en la tarea anterior. El resultado es que lees el mismo párrafo tres veces sin comprenderlo, cometes errores evitables y terminas exhausto sin lograr nada significativo. Un estudio reveló que después de una interrupción, tardamos 23 minutos en recuperar el foco completo. Multiplica eso por las docenas de interrupciones diarias.
Hemos confundido estar ocupado con ser productivo. Glorificamos las agendas llenas y la disponibilidad permanente. Pero los profesionales más efectivos no hacen más cosas simultáneamente: protegen su capacidad de concentración. Bill Gates tomaba "semanas de reflexión" alejándose completamente para pensar profundamente. No es coincidencia.
La alternativa no es hacer menos, sino hacer diferente. Bloques de 90 minutos enfocados en una sola tarea logran más que tres horas de multitasking caótico. Revisa correos dos veces al día, no cada cinco minutos. Si estás en una reunión, estás en la reunión, no contestando correos.
Lo que realmente perdemos con el multitasking crónico es creatividad, porque las ideas innovadoras emergen en concentración profunda. Perdemos calidad, porque el trabajo excepcional demanda inmersión. Y perdemos satisfacción, porque completar algo con excelencia genera dopamina real, mientras que hacer diez cosas a medias solo genera ansiedad.
Antes de tu próxima semana, prueba esto: identifica tu tarea más importante del día. Protege 90 minutos para ella. Elimina todas las distracciones. Haz solo esa tarea. Cuando tu mente quiera saltar, respira y vuelve al foco. Observa qué logras y cómo te sientes.
Tu ventaja competitiva no es hacer más cosas simultáneamente, sino pensar profundamente y crear con calidad. Eso requiere atención sostenida, no dispersión. El multitasking no es una habilidad, es una ilusión que nos cuesta nuestro mejor trabajo y nuestro tiempo. Puedes recuperar tu atención eligiendo conscientemente dónde la pones. Porque lo que hagas con atención completa definirá tu carrera más que las cien cosas que haces a medias mientras revisas tu teléfono.
© Copyright: Natalia Jaimes
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